El paso del tiempo, el clima y la contaminación atmosférica son los mayores enemigos de las fachadas y cubiertas, provocando desgaste, grietas, fisuras, goteras, etc. Y es que los edificios tampoco se libran del envejecimiento.
Y aunque contar con un buen plan de conservación del edificio es fundamental para evitar costes extra o reformas precoces (como son las revisiones, una limpieza adecuada y demás labores de mantenimiento), cuando el daño ya está hecho, es necesario disponer del diagnóstico de un especialista.
Proceso de rehabilitación
Una vez elaborado el diagnóstico, que contendrá las información necesaria para conocer el coste de la rehabilitación y la magnitud del trabajo, empieza el papeleo. En consecuencia, el siguiente paso es pedir las licencias pertinentes al ayuntamiento y, a continuación, comenzar las obras
No obstante, tengamos en cuenta que para reformar la fachada de un edificio, primero hay que aprobar la rehabilitación en junta de vecinos cuando el objeto del proyecto sea el edificio de una comunidad.
La dificultad depende de la magnitud del proyecto
El tipo de licencia puede variar en función de la magnitud del proyecto. Al fin y al cabo, no es lo mismo realizar una obra de poca gravedad (como es la pintura desconchada) que llevar a cabo una obra estructural de balcones y demás elementos clave del edificio. En este último caso se requiere la supervisión de un arquitecto técnico o ingeniero, además de un mayor volumen de documentación.
Restauración de fachadas y ocupación de la vía pública
Como sucede en otros sectores, generalmente, es la propia empresa de rehabilitación la que pide los permisos pertinentes en relación a la ocupación de la vía pública, por ejemplo, para el andamiaje.
Documentación para obtener licencias
Para poner el marcha el proyecto y que nos concedan el permiso de obra, habremos de presentar al ayuntamiento la siguiente documentación:
- Proyecto de ejecución, que deberá estar consignado por un ingeniero o arquitecto técnico si la obra es de gran magnitud y acompañado del mencionado diagnóstico o estudio de viabilidad, así como de seguridad y salud de los trabajadores.
- Presupuesto de obra, que ha de estar firmado por la empresa de rehabilitación a la que encargamos el proyecto.
- Memoria general o técnica donde se describa el trabajo a realizar, así como su envergadura. En caso de tratarse de trabajos de obra menor y sin montaje de andamio, este documento contendría, por ejemplo, una descripción de cómo se van a reparar grietas o aplicar las pinturas.
- Impresos de solicitud de obra, que ha de estar correctamente cumplimentada para impulsar los diferentes trámites administrativos.
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